Reflexiones de una catequista:

Hoy celebramos el recuerdo del patrono de nuestra parroquia, San Joaquín.

Tuvo que ser extraordinario, él y su mujer, porque tener una hija como María, no es casualidad, si no fruto de una educación en valores que hoy en día siguen siendo nuestra guía: compromiso con los qué no tienen nada, amor al trabajo, fe inquebrantable, disponibilidad para comprometerse con lo que entendía que Dios le pedía. Integración en la comunidad, que no abandonó ni cuando muere su hijo. Mujer activa, protagonista, en aquellos tiempos, donde una mujer era una persona de tercer orden. No era nada. Ella sigue al lado de los testigos, como una más.

Virgen en el sentido de la coherencia, de hacer las cosas según su conciencia, de no dejarse arrastrar por el mal, el desánimo, el egoísmo, la pereza, amar por encima de todo. Esto es para mí, la virginidad, libre de pecado. El aspecto sexual, me despreocupa. Si amó a José y tuvo relaciones, me parece lo más normal, bello y bueno, porque así nos creo Dios.

Joaquín y Ana padres excelentes y abuelos magníficos

Hoy nos ha felicitado el anterior párroco. Gracias Eduardo