Dª María Jesús Aramburu Cruz

13 / 06 / 2020

Su compromiso abarcó distintas facetas, nos llevó las cuentas, con gran rigor, pulcritud y honradez.

Esa misma labor, la realizó con la Asociación de Vecinos, su compromiso de fe, hizo que las cuestiones del barrio, no le fueran ajenas.

Durante más de cuarenta años, asumió, además, la tarea de embellecer la iglesia, con un gusto exquisito e innato. Lo hizo como si fuera una auténtica profesional de la decoración y diseñadora de la floristería. Sin olvidar que la austeridad es un valor y que el dinero no era muy abundante y había que guardar para otras necesidades. Así cada celebración importante, bautizos, comuniones, bodas, funerales, la iglesia lucia impecable, engalanada, para nuestro disfrute. Y los demás días del año, también estaba hermosa.

Ella ha sido de esa estirpe de mujeres, sencillas, generosas que durante años nos regalaron su tiempo, para realizar acciones estupendas para la comunidad.

En un campamento, preguntamos a un grupo de niños quienes eran sus ídolos. Nos fueron nombrando, futbolistas, actores, cantantes, hasta que un niño, dijo: María Jesús, mi tía abuela, al ser preguntado, por qué, nos respondido porque da todo, cariño, ayuda material, sin esperar nada a cambio.

Esa es la persona que ayer hemos despedido, damos gracias por haberla tenido entre nosotros.