Un año más, nuestra Comunidad celebró la Semana Santa, como todo el mundo católico.
En jueves santo, el símbolo de la silla, dónde sentamos, metafóricamente, a los oprimidos, a migrantes, a mujeres maltratadas, a las víctimas de trata, a parados, a enfermos, a ancianos, ante ellos la Comunidad se arrodilla, para lavarlos los pies. También, como es el día que se celebra el Amor, con la institución de la eucaristía, recordamos, para dar gracias por vidas llenas de amor y entrega a los demás.
Dimos gracias por los 'mellizos de Dios': El cardenal, salvo la vida al imán y su familia, en una persecución de cristianos a musulmanes y llevan trabajando años por el respeto y la fraternidad entre credos.
También dimos gracias por Natividad Pérez, Basilia Ruiz y otras monjas ruandeses, que en 1994, en pleno genocidio en Ruanda, decidieron quedarse, jugándose la vida en su dispensario, para atender a heridos y enfermos, que sigue abierto hasta hoy.
El sábado Santo, celebramos la Pascua y después acabamos en los locales, cenando y celebrando la fiesta de forma fraternal. Gracias a todas las personas que se quedaron y gracias a todas las que trajeron las viandas.